Como en la II guerra mundial Rusia se hace cargo de los
costos y de los muertos. Su intervención en la guerra civil siria de forma
directa contra el Estado Islámico como contra los ejércitos rebeldes al
gobierno de Bashar Al Asad, fundamentalmente el grupo ligado a Al-Qaeda llamado antiguamente Al Nusra, fue fundamental en un momento que el gobierno sirio
estaba a punto de caer y con su mas baja imagen internacional por la estigmatización de las potencias occidentales y su ayuda a la oposición.
La victoria del Ejército del gobierno Sirio en la histórica
ciudad de Alepo, apoyada logística y militarmente por Rusia, puede ser
visualizada en importancia como aquellas fundamentales victorias en Stalingrado,
Kursk o la liberación de Leningrado. Tambien tiene gran relevancia el cambio de orientación turca,
beligerante hacia Rusia y apoyando a los rebeldes sirios al principio pero girando hacia
una relación más cooperativa antes y fundamentalmente luego del intento de
golpe militar contra el presidente turco Erdogan (aunque aun lejos de ser
completamente cordial) es un éxito diplomático similar o superior de Serguei Lavbrov
y Vladimir Putin en relación a los acuerdos firmados con Finlandia en 1944. Aún a pesar del asesinato del embajador ruso en Ankara a manos de opositores al acercamiento ruso turco.
El lento avance del ejército iraquí sobre Mosul, capital del
Estado Islámico en Irak, apoyado por las potencias de occidente principalmente
de EEUU expone las contradicciones de estos últimos que se ven obligados a
enfrentarse a sus propias creaciones indirectas que intentaron derribar a los
gobiernos como el Sirio que no se avenían a los planes económicos y políticos de
dominación de medio oriente del país norteamericano. También a enfrentarse a
los planes originales de sus socios en la región, como los gobiernos de sunnies
de Arabia Saudita y la península arábiga.
Aunque el nazismo y el fascismo no fueron creaciones de EEUU
como tampoco el EI o Al Nusra son sus fabricaciones directas, los gobiernos de
EEUU y Gran Bretaña dejaron crecer a estas fuerzas para contrapesar la
influencia rusa e iraní en la región luego de la retirada de Irak, provocando
aún mas inestabilidad y sus consecuentes guerras. Fue una política similar a la llevada
adelante por ambos países frente al nazismo y el fascismo europeo frente al
llamado “peligro rojo” soviético en los años ´30.
Como en la II guerra mundial nuevamente Rusia pone los
costos y los muertos. Soldados fallecidos, material bélico destruido, financiamiento bélico y estratégico,
apoyo logístico e incluso poniendo en riesgo el respeto internacional frente al gigantesco aparato de
publicidad occidental.
Por supuesto la guerra siempre es la peor solución, se debe
poner en tela de juicio la legitimidad y la completa defensa de los derechos
humanos del gobierno sirio antes y después de la guerra. Sin embargo, los costos
de poner en discusión estos conceptos fueron mucho peores en muertos, heridos y
la destrucción de un país. Y la opción de movimientos fundamentalistas que
matan minorías étnicas, religiosas, prisioneros de guerra, mujeres y niños como
alternativa de gobierno es un límite muy claro que Rusia aceptó combatir frontalmente, como
en aquella enorme lucha contra el nazismo y el fascismo hace 70 años.