miércoles, 28 de diciembre de 2016

Rusia lo hizo otra vez



Como en la II guerra mundial Rusia se hace cargo de los costos y de los muertos. Su intervención en la guerra civil siria de forma directa contra el Estado Islámico como contra los ejércitos rebeldes al gobierno de Bashar Al Asad, fundamentalmente el grupo ligado a Al-Qaeda llamado antiguamente Al Nusra, fue fundamental en un momento que el gobierno sirio estaba a punto de caer y con su mas baja imagen internacional por la estigmatización de las potencias occidentales y su ayuda a la oposición.

La victoria del Ejército del gobierno Sirio en la histórica ciudad de Alepo, apoyada logística y militarmente por Rusia, puede ser visualizada en importancia como aquellas fundamentales victorias en Stalingrado, Kursk o la liberación de Leningrado. Tambien tiene gran relevancia el cambio de orientación turca, beligerante hacia Rusia y apoyando a los rebeldes sirios al principio pero girando hacia una relación más cooperativa antes y fundamentalmente luego del intento de golpe militar contra el presidente turco Erdogan (aunque aun lejos de ser completamente cordial) es un éxito diplomático similar o superior de Serguei Lavbrov y Vladimir Putin en relación a los acuerdos firmados con Finlandia en 1944. Aún a pesar del asesinato del embajador ruso en Ankara a manos de opositores al acercamiento ruso turco.

El lento avance del ejército iraquí sobre Mosul, capital del Estado Islámico en Irak, apoyado por las potencias de occidente principalmente de EEUU expone las contradicciones de estos últimos que se ven obligados a enfrentarse a sus propias creaciones indirectas que intentaron derribar a los gobiernos como el Sirio que no se avenían a los planes económicos y políticos de dominación de medio oriente del país norteamericano. También a enfrentarse a los planes originales de sus socios en la región, como los gobiernos de sunnies de Arabia Saudita y la península arábiga.

Aunque el nazismo y el fascismo no fueron creaciones de EEUU como tampoco el EI o Al Nusra son sus fabricaciones directas, los gobiernos de EEUU y Gran Bretaña dejaron crecer a estas fuerzas para contrapesar la influencia rusa e iraní en la región luego de la retirada de Irak, provocando aún mas inestabilidad y sus consecuentes guerras. Fue una política similar a la llevada adelante por ambos países frente al nazismo y el fascismo europeo frente al llamado “peligro rojo” soviético en los años ´30.

Como en la II guerra mundial nuevamente Rusia pone los costos y los muertos. Soldados fallecidos, material bélico destruido, financiamiento bélico y estratégico, apoyo logístico e incluso poniendo en riesgo el respeto internacional frente al gigantesco aparato de publicidad occidental.


Por supuesto la guerra siempre es la peor solución, se debe poner en tela de juicio la legitimidad y la completa defensa de los derechos humanos del gobierno sirio antes y después de la guerra. Sin embargo, los costos de poner en discusión estos conceptos fueron mucho peores en muertos, heridos y la destrucción de un país. Y la opción de movimientos fundamentalistas que matan minorías étnicas, religiosas, prisioneros de guerra, mujeres y niños como alternativa de gobierno es un límite muy claro que Rusia aceptó combatir frontalmente, como en aquella enorme lucha contra el nazismo y el fascismo hace 70 años.

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