lunes, 6 de junio de 2016

Paul McCartney no murió, vive en Rusia (Archivo)



Pocas semanas después de la presentación de Paul McCartney en la Argentina abordaremos la temática relacionada a la vinculación de la música con la política.
Si nos remontamos a viejos tiempos podemos contemplar a la música conectada a las redes del poder político e ideológico en una sociedad, dado que a través de la fuerza invisible pero potente de sus sonidos y letras un mensaje puede ser más directo que cualquier tipo de discurso oral o escrito. Es así que es muy usual que los artistas sean utilizados para distintos fines por gobiernos y estamentos de poder.
Sin extendernos en el pasado, podemos encontrar al "Castratti" o "Evirato" Carlo Broschi, "Farinelli", integrando una red de espionaje en la corte española del Rey Felipe V a favor de la corona inglesa o a Mozart, enviando mensajes cifrados en sus partituras a los servicios secretos prusianos sobre los movimientos diplomáticos y militares del Reino de Austria.
Pero si nos adentramos en la Guerra Fría que enfrentó indirectamente a la URSS y a EEUU y Gran Bretaña, podremos encontrar a Elvis Presley siendo enviado a la guerra de Corea para realizar una publicidad directa sobre los méritos del capitalismo occidental.
Sin embargo, 1962, la KGB soviética ideó una forma de penetrar en la coraza ideológica de la juventud occidental a través de un grupo de música rock, un género nuevo pero en rápido crecimiento de gran aceptación en el público de corta edad. Cuando "The Beatles" llegó a Alemania a principios de la década del ´60, agentes de la KGB se contactaron con Paul McCartney, John Lennon y George Harrison y convencieron a los mismos de que militen en las filas de comunismo siendo utilizados como quinta columna ideológica y como informantes del socialismo soviético.
Fue así que un integrante del Partido Comunista Inglés llamado Ringo Star, el más "oculto y misterioso" de los cuatro de Liverpool, fue infiltrado como baterista para que coordine las tareas operativas de la banda.
Entre 1962 y 1966 emitieron mensajes subliminales a la juventud británica y estadounidense para que se posicionen ideológicamente en contra de la guerra de Vietnam y conjuntamente enviaron notas e informaciones ocultas en los elípticos discursos de sus temas: el disco " Please Please Me" poseía datos sobre el asesinato del presidente Kennedy; el disco "A Hard Day's Night" tenia información sobre el ataque de EEUU a sus propias naves en el Golfo de Tonkin para generar una guerra en Vietnam; el álbum "Help!" estaba cargado de referencias a los movimientos de tropas de la OTAN en Vietnam y sobre la imposición de gobiernos títere de EEUU en latinoamérica, como en Santo Domingo.
Sin embargo, 1966, el MI6 (Servicio de Inteligencia Británico) descubrió que Paul McCartney era un espía al servicio de la URSS. Brian Epstein, el representante, resultó ser un contraagente inglés que delató a Paul. Pronto, la infiltración soviética le vendió tales cantidades de drogas a Brian Epstein que por su complicada adicción generó su deceso un año después.
En 1966 los agentes rusos rescataron a Paul y para ello fingieron la muerte del mismo en un accidente de tránsito con su auto Aston Martin. Rápidos de reflejos el MI6 reemplazó a Paul con un doble idéntico, William Campbell, que se transformó en un contraespía inglés. La banda debía seguir tocando. John Lennon, George Harrison y Ringo Star, acorralados por el MI6 pero protegidos por la masividad y la fama generada con su arte musical, decidieron compartir parcialmente sus ideologías demandando por la paz mundial y fingieron ser seguidores de una secta de la India para escapar por un tiempo de Inglaterra.
Al volver grabaron los mejores discos del grupo de rock. A partir de álbum "Sgt. Pepper's Lonely Hearts Club Band" o "The White Album" se notó una discriminación hacia "el falso Paul", que era fotogrofiado sin zapatos como en el disco "Abbey Road", con un fondo rojo comunista en su imagen en "Let It Be" o segregado en una de las fotos cuando "el sustituto" fue vestido con una rosa negra en el traje para diferenciarlo de las rosas rojas socialistas que poseían los demás integrantes. La canción "Lucy in the sky with diamonds" era un homenaje al espía secreto al servicio de los soviéticos llamado Rudolf Roessler y apodado "Lucy", agente que enviaba a la OKH rusa información vital sobre el ejército nazi en la II Guerra Mundial. Mientras que el tema "Back in the U.S.S.R." está lleno de mensajes metafóricos del amor de John, Ringo y George al leninismo ruso dejando de lado las ideas de Paul.
La situación llegó a su límite cuando John Lennon llegó a los estudios con Yoko Ono, una espía al servicio de los Vietcong que emitió mensajes al ejército de Vietnam del Norte dando luz verde a la ofensiva del Tet en el LP "Magical Mystery Tour".
La última vez que se los vio juntos a los integrantes de Los Beatles fue en su presentación en la azotea del edificio de Apple, donde interpretaron sus temas finales antes de la separación definitiva de la banda.
Cada uno de los miembros siguieron su camino independiente, hasta que John Lennon fue ultimado en 1980 por un individuo contratado por la CIA llamado Mark Chapman, familiar de un agente doble en la II guerra mundial llamado Edward Chapman. Hecho acaecido años después de la retirada de EEUU en Vietnam y la caída de Saigón frente a los comunistas pero a principios de la lenta decadencia del bloque soviético.
El "Falso Paul Mc Cartney" siguió su carrera musical elaborando temas como el hit "Live and Let Die", utilizado en la película James Bond donde un actor interpreta a un espía del MI6 que desbarata "maléficos" planes soviéticos. Hace pocos días visitó la Argentina para interpretar sus canciones que mezclan amor burgués, ecología individualista y propiedad capitalista. Sus entradas se cotizan entre los 100 dólares a 3500 dólares y recientemente ha afirmado que de joven era racista y fan no de McCartney sino del "Macarthismo" (Joseph McCarthy, legislador de EEUU de los años ´50 encargado de perseguir a posibles comunistas en el ambiente artístico estadounidense), condición que seguramente no ha abandonado.
Sin embargo, hace poco tiempo, una jóven agente del debilitado pero aún vigente servicio de inteligencia ruso que perdió su pierna en un combate en la guerra Ruso Afgana (1980-1988), logró casarse con Paul y luego divorciarse, sacándole la mitad de sus ingresos derivados principalmente de las regalías de "The Beatles". Ese importe fue remitido a su verdadero dueño, el verdadero "Paul McCartney", quién vive oculto pero tranquilo en un gran departamento de San Petesburgo (la ex Petrogrado y Leningrado).
Hemos visto al "Verdadero Paul" hace muy poco tiempo caminando como turista en el barrio de Buenos Aires llamado San Telmo, comprando antigüedades y, luego, degustando un vacío con papas fritas (nada vegetariano) acompañado de vino tinto de gran calidad de elaboración mendocina. A nuestro grito de "¡Ey, Pablito McCartney...!" giró su cabeza y saludó sonriente de forma cómplice. Lo dejamos tranquilo... porque lo vimos gratis y no fue necesario ir a ver al "Falso Beatle" pagando la costosa entrada a su recital

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