miércoles, 8 de abril de 2015

Pandillas de Nueva York y Mosul



En el año 2011 Obama "el Carnicero" festejaba el fusilamiento de Osama Bin Laden a manos de los comandos militares de los EEUU. La venganza por las Torres Gemelas llegaba a su final. Su banda de pandilleros a cuchillo habían obtenido la victoria superando al carnicero máximo, el predecesor George Bush.

El ahijado de Bin Laden, Abu Bakr Al Baghdadi "Ibrahím", observaba la escena y veía como aliados de su padrino retiraban de sus bolsillos las monedas adeudadas por los servicios mercenarios prestados mientras otros se alejaban derrotados del lugar para ingresar en el ostracismo.

Obama, luego de bombardear con drones a sus enemigos extranjeros en cualquier lugar de Medio Oriente, mantener tropas en Irak y Afganistán, pensó que podría relajarse, retirar tropas, mantener unos pocos contratistas para proteger a sus empresas petroleras y concentrarse en otros enemigos de aquel entonces, como los rusos, los iraníes o los sirios, y seguramente luego, los chinos.

Ibrahim creció rápidamente y ofreció sus servicios militares para debilitar al gobierno sirio y a algunos viejos adversarios en el norte de Irak. Al mismo tiempo socavar indirectamente la influencia de Irán junto a Rusia y cortar también los prematuros planteos democráticos luego de la llamada Primavera Árabe que ponían en peligro sus intereses económicos y políticos geoestratégicos de Estados Unidos.

Obama trató a su nuevo aliado como a un hijo por breve tiempo. El líder de EEUU sabía que su grupo era un desprendimiento de Al-Qaeda pero se hizo el distraído por un rato. Lo introdujo en sus grupos, le abrió las puertas para que manejaran las cosas en medio oriente como quisieran y les dio armas. EEUU pensó nuevamente que manteniendo rivalidades internas, como la vieja rivalidad entre chiítas y sunnitas, podría controlar los territorios a la manera de las viejas colonias.

Pero un día Obama "el carnicero" se llevó una gran sorpresa cuando Ibrahím Alí fundó el Estado Islámico en parte de Iran/Siria y ni siquiera las dagas de drones y bombarderos de larga distancia de EEUU pudo detenerlo. "Los Conejos Muertos" del Califato habían renacido.

De forma desesperada, Obama comenzó a alterar el antiguo diagrama de amigos y enemigos, dado que debería reorganizar el desorden que ellos mismos habían generado en el mundo. Ya ni siquiera Arabia, su gran aliado, era fácil de controlar. El Carnicero armó a los Kurdos, a los opositores sunnitas al gobierno sirio pero también enemigos de ISIS, dejó solos a los ucranianos frente a las pretensiones rusas, cerró acuerdos nucleares con el viejo enemigo Irán (generando discrepancias con su clásico aliado del Estado de Israel), incluso se atrevió a dialogar con Cuba por un posible desbloqueo económico para proteger su retaguardia.

Mientras tanto, su antiguo aliado Ibrahím hace desastres en el barrio de las Cinco Esquinas de medio oriente y Obama el Carnicero tiene que compartir el apodo con él, aquel muchacho que por poco tiempo había confiado. Quizás haya un Abraham Lincoln que reordene todo esto, pero nadie lo cree demasiado. Se cree mas en un enfrentamiento cara a cara, con cuchillos y navajas, con final incierto.






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