jueves, 17 de marzo de 2011
TV, Radio, Radioactividad y Gobiernos atómicos
Horario central de noticiero, 20 horas. En vivo. TV nacional.
"Estamos en vivo... seguimos el desastre ocurrido en Japón: Terremoto, Tsunami, crisis nuclear, peligro de explosión del monte Fuji... Estamos en vivo con un ciudadano japonés que vive cerca de la central nuclear de Fukujima.
¿Como le va señor? ¿Le falta algún miembro de la familia? ¿Está sufriendo o perdió algún brazo o pierna? ¿Está invalidado por la radiación? Nos han informado que esta crisis se asemeja a Chernobil... ¿Ya hay miles de muertos, verdad? Vamos, dígame que hay muertos! Destrucción!"
En el afán por llenar el "minuto a minuto" y ante la acotada información que emite las empresas privadas que administran la central atómica de Fukushima (una empresa privada... y que parece informar a cuenta gotas incluso al propio gobierno), la prensa se baña en mensajes apocalípticos e informaciones que parecen "festejar con sobriedad" que la cantidad de muertos aumenten a cada hora. El mensaje emitido hace del espectador un ser horrorizado que contempla este "circo romano" entre terror y morbo, encerrado en la seguridad de la lejanía detrás de sus cajas a color que son alimentadas por las mismas centrales atómicas semejantes a las que hoy fallan en Japón.
Muy pocos medios transmiten la información con cautela y se rinden ante el primer estímulo de noticia que cruza el océano Pacífico. Pero otros, se rodean de especialistas en materia radiactiva que no hacen más que defender la energía atómica en una especie de "lobby" que no se rinde ante las evidencias de la vulnerabilidad de este letal recurso energético. ¿Cuantos Chernobil, cuantos muertos y afectados por la radiación hacen falta para reemplazar este peligroso medio? Por error, por ambición humana o por causas naturales, la energía atómica con sus 400 plantas nucleares en el mundo, pone una vez mas en peligro inminente al planeta. Hecho tantas veces denunciado por decenas de grupos ecologistas que se movilizaron para rechazarlo.
Pero en el afán de crecimiento como forma de vivir, todo vale. Y si hay que vivir al borde del abismo para consumir... También vale hipotecar el futuro.
"2389, 5839, 3657,4221... siguen llegando cifras en el circo de los medios".
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