viernes, 8 de octubre de 2010

El Padrino, Los Tres mosqueteros y La Máscara



Ocho de Octubre. Primera mitad del siglo XVII. Los vecinos de un pequeño pueblo cercano a París contemplan detrás de las rejas de una gran mansión el fastuoso casamiento del joven Rey Luis XIII de Francia. Una banda típica gala acompaña los bailes con una música tradicional francesa. Los familiares, diplomáticos, nobles y amigos se van turnando para danzar con la recién casada mientras todos sonríen, comen y beben los mejores manjares y vinos de la región.
Mientras tanto, un obispo y Primer Ministro, el Cardenal Richelieu, se aleja de la ceremonia y se encierra en su despacho con sus asesores para recibir a algunos invitados que llegan a solicitarle servicios:
Visitante: Don Richelieu... yo le he servido en innumerables oportunidades y mi admiración hacia usted...
Richelieu: Tranquilo, conozco su fidelidad... Vaya a su cuestión...
Visitante: mi hija ha sido golpeada por su marido y no sé qué hacer.
Richelieu: Vuelva a su casa con serenidad, ya sabemos lo que tenemos que hacer. Pero cuando solicite sus servicios allí me pagará. Usted es sepulturero y como habrá muchos muertos en mi gestión seguramente solicitaré de sus servicios. Vaya tranquilo...
(El visitante besa la mano de Don Richelieu y se aleja agradecido, seguramente el golpeador de mujeres será encerrado en algun calabozo del reino).

Asesor: Don Richelieu, el General D´Artagnan y sus tres mosqueteros, Athos, Porthos y Aramis, que hoy hicieron el asado para el almuerzo, quieren realizarle unas consultas.
Richelieu: Que ingresen...
(Ingresan D´Artagnan y sus tres mosqueteros)

D´Artagnan: Don Richelieu, estamos preocupados porque estamos peleando en una guerra contra las fuerzas católicas de los Habsburgo de España y Austria, luchando contra los anglicanos ingleses, pero internamente reprimimos a los Cristianos Protestantes Hugonotes de nuestro país. A la vez, los nobles no quieren perder sus beneficios y se alían con fuerzas inglesas protestantes anglicanas y con las fuerzas católicas de algunos principados del Imperio Germánico. Estamos confundidos. ¿Para quién estamos peleando?
Athos: Además nos falta carbón para terminar el asado y la carne es insuficiente para alimentar a todos, Don Richelieu.
Richelieu: ¡Peleamos por Francia! ¡Por el Rey! ¿Qué haré con ustedes, mis mosqueteros...? ¡Señores, esto es política! Si hay que ser protestantes contra los enemigos externos y Católicos con los enemigos internos lo haremos. Estamos sólos señores. Y respecto a usted, Sr. Athos, lo han visto robando carne en la madrugada de ayer. Devuelva esa mercadería y concluya con su trabajo.
Aramis: Disculpe, Don Richelieu... Pero tengo que decirle algo... (Pero Richelieu lo interrumpe).
Richelieu: Sr. Aramis... Usted es un Jesuita, debería estar contento que combatimos tanto a católicos del Vaticano como a los Protestantes de Lutero y Calvino. ¿Tiene algo para decir? ¿Y Usted Porthos?
Porthos: No, No, señor...
Richelieu: Mosqueteros... Al final no eran tan valientes como los veíamos en las películas... Son militares... siervos, eslavos sin ideologías... ¡Bufones!

(El asesor llega corriendo)
Asesor: ¡Don Richelieu! Un señor con una máscara ha llegado a la fiesta y dice ser el verdadero Rey Luis XIII. Expresa a los gritos que es el hermano gemelo de un impostor, el actual rey, y que le han puesto una máscara para encerrarlo en la bastilla!
Aramis: Y por lo que veo esta bailando Rumba en la fiesta y todos hacen "trencito humano" para seguir sus pasos... ¡Que divertido! ¡Vamos a bailar! (Comienza a realizar pequeños movimientos que se asemejan al baile y que reflejan total estupidez rítmica)
Richelieu: ¡Esperen! ¡No sean imbéciles! ¡Esto es una clara jugada del movimiento protestante Hugonote!

"Richelieu sale de su despacho y apaga el equipo de sonido. El hombre con la máscara realiza un movimiento facial caricaturesco representando su asombro. Acto seguido saca, casi por arte de magia, decenas de arcabuces de sus bolsillos y un cañón del siglo XVI, conjuntamente con una infinidad de cuchillos para, luego, comenzar a recitar lo siguiente:
Hombre de la Máscara: ¡Remember Remember, the Fifth of November!
(Los invitados no entienden lo que quiere decir dado que no saben hablar inglés. El francés típico se niega a hablar el idioma de sus históricos enemigos).
Hombre de la Máscara: ¡Recuerden Recuerden el cinco de Noviembre! La fecha en que dieron muerte a este hombre nuevo que quiso enfrentar a las fuerzas monárquicas! ¡Represento al Tercer Estado! ¡Pero no a la nueva e incipiente burguesía! ¡Soy el pueblo hambriento sin derechos políticos, económicos ni sociales! ¡Soy la Revolución Francesa por venir que destruirá los restos del sistema feudal explotador! ¡El pueblo no debería temer a los gobernantes, sino que los gobernantes deberían temer al pueblo!¡Justicia, Igualdad y Libertad son algo más que palabras, son metas! ¡Sean capaces de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia realizada sobre cualquiera, en cualquier parte de mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario! ¡Soy el "Che" de Venganza!

"Antes de que el Hombre de la máscara concluyera con su discurso, un certero disparo del mosquete de D'Artagnan lo ultima en presencia de todos los invitados. El cuerpo sin vida es llevado a un galpón donde se le extrae la máscara y sus vestimentas para que su verdadero rostro sea contemplado por los nobles y, al mismo tiempo, por la población de clase baja que espera capturar las migajas de comida que dejaba la fiesta. Unos adolescentes Robespierre y Marat grabaron toda la escena con su videocámara y comenzaron a estudiar estos hechos en sus casas, bajaron el video en una red social de Internet y formaron un grupo llamado "Los Jacobinos", que tendrían trascendentales consecuencias en el futuro nacional y mundial.
Aún así la fiesta continuó, Luis XIII se casó y Francia prosiguió expandiéndose sin tener en cuenta a las clases sociales inferiores. Pero Don Richelieu cayó muerto de un infarto jugando con el joven niño y futuro rey Luis XIV al atragantarse con dos naranjas que se colocó en la boca para fingir, de forma juguetona, la imagen facial del Hombre de la Máscara. Fantasmalmente el Hombre de la Máscara volvía en busca de venganza y jamás se detendría el fuego de la revolución.

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