jueves, 27 de octubre de 2011
"K" (Archivo 2010)
Luego de la desaparición de 30.000 personas a manos del gobierno militar de 1976 a 1983, con la complicidad de grupos económicos nacionales y extranjeros como también de parte de la clase política, una generación vio con esperanza la vuelta de la democracia pero se transformó en desconfiada en la política cuando dicho sistema no pudo solucionar los problemas económicos originados en el proceso militar, sino que además los profundizó.
Luego de la crisis de 1989 y 2001, el pueblo (clase media, clases bajas, desocupados) se transformó, casi sin visualizar su propio rol en la dinámica política, en el verdadero árbitro de las medidas gubernamentales: ya no había tiempo para decisiones inoportunas. Más de treinta muertos aceleraban los tiempos y varios presidentes pasaron desde el 20 de Diciembre de 2001 y el 3 de Enero del 2002 luego de la renuncia de De La Rúa. La muerte de los militantes "piqueteros" Santillán y Kosteki en puente Pueyrredón en Junio de 2002 daba el toque final al gobierno de Eduardo Duhalde y en Mayo de 2003 asumía Nestor Kirchner con el 20% de los votos, dado que Carlos Menem no quiso asumir la hipotética pero segura derrota en segunda vuelta y renunció a la misma antes de presentarse. La escasa legitimidad de su mandato demostraba esta desconfianza en la clase política.
Derivada de estas crisis institucionales se formó toda una generación que no vivió el proceso militar, el "no te metás" de los ´80, y que "intenta" encontrar la mayor objetividad para decidir y analizar los temas y en esa generación me ubico yo, que encontró en la "militancia de base" una forma de activar, de eliminar esa omnipresencia visual para "aterrizar" y participar.
En este proceso nos encontramos con un hecho inesperado y es el fallecimiento de una de las personalidades nacionales más importantes luego del General Perón, Raúl Alfonsín o Carlos Menem, personas que marcaron formas de hacer política en Argentina, para bien o para mal.
¿Y porqué Nestor Kirchner modificó una manera de liderazgo?
Porque a pesar de haberse sostenido con los mismos andamiajes de la política tradicional, de posibilitar en la década de los '90 en los procesos de privatización de los recursos petroleros de YPF siendo gobernador de Santa Cruz o ser aliado de Eduardo Duhalde entre 1996 y el 2003 (Duhalde fue el impulsor del neoliberalismo menemista en la provincia de Buenos Aires), una vez que Nestor Kirchner accede al poder presidencial se atrevió a modificar algunas de los conceptos típicos de esa misma política tradicional a la cual pertenecía y para ello podemos enunciar algunos ejemplos evidentes e incontrastables:
-La anulación de las leyes de punto final y obediencia debida, y la anulación de las leyes del indulto a los genocidas de 1976. Leyes aplicadas en 1987, 1988 y 1991, en las presidencias de Raúl Alfonsín y Carlos Menem. Decisiones manchadas con la desaparición de Julio López, ex detenido desaparecido y testigo en las causas a los militares, en Septiembre de 2007 por resabios clandestinos de los grupos de tareas del proceso militar que intentan detener este proceso de juicios y castigos.
-La anulación del sistema de jubilaciones y pensiones AFJP, un sistema aplicado en los ´90 y que dejaba en manos privadas los fondos jubilatorios para que empresas y bancos especulen con estos fondos generando pérdidas millonarias.
-El pago de jubilaciones y pensiones a amas de casa y la asignación por hijo.
-La disminución de la desocupación del casi 30% a poco mas del 10%.
-Aumentos salariales en paritarias sindicales.
-La re-estatización de Aerolíneas Argentinas.
-Dado que se puede considerar al gobierno de Cristina Kirchner como un binomio con Nestor Kirchner, la ley de medios audivisuales contra los monopolios comunicativos también es un gran esfuerzo positivo a favor de la democratización de los medios de información.
-El impulso al MERCOSUR con Brasil, Uruguay y Paraguay, y mayores esfuerzos hacia los acuerdos políticos y económicos multilaterales como lo es la UNASUR, dándole la espalda al gobierno de EEUU quienes intentaron, hasta bien ingresado el primer gobierno de Nestor Kirchner, la construcción del ALCA y el afianzamiento de la "lucha contra el terrorismo" en latinoamérica (terrorismo que englobaba, por ejemplo, a Fidel Castro). Una UNASUR que lentamente fue conformando conceptos unificados en una latinoamérica con distintas ideologías políticas y económicas.
Todos intereses que muy pocos presidentes o gobiernos se habían atrevido a tocar o modificar.
Aún así, se le puede encontrar decenas de defectos más como el caso SKANSKA, el manejo del centro de estadísticas del INDEC, su pasado relacionado al menemismo a principios de los ´90, el mal manejo comunicativo en el conflicto del campo con Cristina Kirchner en la presidencia (a pesar que el aumento de las retenciones a la producción de soja y granos era legítima) e incluso un débil control de sindicatos que todavía no han modificado aspectos estructurales de violencia interna, violencia que ha generado un muerto hace poco tiempo en la persona de Mariano Ferreyra (por supuesto diferenciando a las cúpulas de los genuinos sindicalistas).
La prensa hegemónica de Clarín y La Nación, que se cansó de defenestrarlo, hoy hasta parece reivindicarlo; el vicepresidente Julio Cobos, un auténtico traidor, hoy ofrece sus condolencias, como también lo hacen Eduardo Duhalde, Mauricio Macri o Francisco De Narváez, que uno no sabe hasta que punto esa tristeza es genuina pero me inclino en afirmar que solo piensan en cómo mover sus piezas de aquí en más. Hasta algunos estarán gritando ¡"Viva el infarto"!. Seguramente estarán en los funerales pero muchos no deberían estar.
Hoy falleció Nestor Kirchner, ex presidente de la Argentina entre 2003 y 2007, actual presidente de la UNASUR, una persona que seguramente modificó una forma de hacer política, a pesar que cada uno pudo o puede tener aprecio o desprecio a estas formas o a su personalidad. Una persona que, junto a Cristina Kirchner, ha concentrado las visiones tanto de odio como de amor en un concepto simple utilizado de forma despectiva como "Los K" o de unidad ideológica como "Los Kirchner".
A partir de hoy se modificarán todos los andamiajes y verticalidades políticas del justicialismo y la oposición para redefinir el escenario, un escenario que no será el mismo a partir de este día, donde el crecimiento, profundización o el estancamiento del modelo político-económico dependerá de la entereza de la presidenta.
Yo no soy Kirchnerista, tampoco Peronista, por sus contradicciones internas no puedo serlo aunque me esfuerce. Solo analizo como parte de un fragmento de generación, que describí en un inicio, indagando sobre las cuestiones positivas y negativas que nos deja un Nestor Kirchner que ha mostrado estas contradicciones acercándome a él cuando contemplaba a sus enemigos y alejándome cuando observo que en algún momento muchos fueron sus aliados. Un Kirchner que en su transversalidad logró los más heterogéneos apoyos en todos los niveles sociales y también adversarios de igual manera, reformulando la dinámica de la política nacional.
Pero lo actual es que la mitad de la Argentina ha quedado huérfana, dado que visualizaban en él algunos aspectos positivos de la política que en algunas cuestiones no menores se han demostrado. Cuestiones que movían a muchos ciudadanos a una mayor participación.
Para graficar mi pensamiento de forma más personal, recuerdo que en un 25 de Mayo del 2003 discutía con mi viejo en el tren Roca. Lo acompañaba a contemplar la asunción de Nestor Kirchner en el Congreso y en Casa de Gobierno, en un momento donde jefes de estado como Fidel Castro, Lula o Hugo Chavez presenciarían la asunción. Mi viejo estaba esperanzado y yo solo lo acompañaba para "hacerle la segunda". La discusión se basaba en nuestras diferentes ideas de esperanza respecto al nuevo gobierno. Su positivismo y mi negativismo expresaban la realidad que se vivía en aquel entonces, pero en la fraternidad de aquella conversación profunda radicaba la mayor esperanza, utopías de participación, diálogo, actividad y cambio. Mi viejo falleció un 20 de Junio del 2007, se fue antes que Nestor Kirchner termine su mandato y Eduardo (mi viejo) pensaba que algunas de esas esperanzas se habían cumplido y se seguirían profundizando.
Mi respeto a la desaparición de Kirchner va en parte también al recuerdo de mi viejo, la esperanza de parte de un pueblo a quién también respeto.
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