lunes, 23 de noviembre de 2009

ANIBAL DE CARTAGO VS. EL CATENACCIO



Muchos consideraron que Roma siempre jugó en Primera y que nunca fue un equipo chico. Pero, sin embargo, durante decenas de siglos estuvo bajo la sombra de otros estados e imperios como Atenas, Esparta, Persia, Egipto o Babilonia, jugando en la "B" de Bárbaros, donde jugaban las civilizaciones con escaso avance tecnológico y cultural.
Aunque en el siglo III antes de Cristo, Roma se recibió de equipo grande tras vencer al poderoso Cártago (de influencia fenicia) en tres partidos inolvidables, enfrentamientos que se iniciaron en el campo de guerra llamado Atlanta.
Luego de la primer victoria romana en Atlanta por 2 a 1 disputando el Torneo "Islas de Sicilia y Cerdeña", se vino el partido revancha, en el cual Cártago contrató a un conocido volante ofensivo, capaz de gambetear a medio equipo e ingresar al área definiendo exquisitamente, llamado Anibal Asdrúbal. Un peleador inolvidable, sobre el cual no se poseen filmaciones pero sí el testimonio de varios testigos oculares que lo vieron combatir desde los potreros de Libia.
Cártago planteó la estrategia del combate 4 3 1 2, pero disponiendo sus guerreros tácticamente para desbordar por las puntas y asi abrir el territorio ocasionando la desconcentración de la defensa en las alas del campo. Cártago, muy astutamente, no llegó por mar sino por tierra previendo una emboscada de los "tifosis" locales. Cruzaron los Alpes en una caravana que procedió con custodia policial todo el trayecto para que no saqueen los kioscos chocolateros de Helvecia. Es así, que en el 220 antes de Cristo ambos ejércitos se encontraron en Cannas.
Roma dispuso a sus legiones con dos nueves de área pero varios acompañantes, con los cónsules Cayo Terencio Varrón y Lucio Emilio Paulo arriba y confiaron esa disposición táctica al clásico 2 3 5, un esquema pasado de moda y que dejaba profundas falencias defensivas, dado que los wines deberían de tener la velocidad suficientes como para volver a defender, y si no disponían de caballería e infantería ligera acorde compensados por buenos arqueros dicho esquema se veía vulnerable.
A pesar de disponer de lentos elefantes como centrales defendiendo a los arqueros, Anibal pudo distribuir el juego de forma efectiva y avanzar generando estragos sobre las filas enemigas. Poseía una visión inteligentemente ofensiva y puso a su homónimo Asdrúbal de delantero solitario pero bien alimentado de fuego por todos los cuadros atacantes. Fue un 5 a 1 aplastante, generando impotencia entre los enemigos al punto que Lucio Emilio Paulo fue expulsado por pegar una infantil patada intencional desde atrás, en una maniobra intrascendente, a un adolescente tambor cartaginés.
Pero luego de la victoria, Anibal no se decidió a tomar la ciudad de Roma, cauto por la peligrosidad de un asedio a la urbe, cuestión que la hinchada de Cártago no le perdonaría dado que podrían haber recuperado el telón, los bombos, las banderas y los tirantes que perdieron en la primer derrota frente a Roma. La dirigencia, pronto a presentarse en elecciones internas, vio en este acto fallido un inconveniente para llegar a dichas elecciones con posibilidades de vencer y la oposición comenzó a panfletear los hipotéticos peligros por venir por todas las ciudades. Se originó una desmoralización general y los socios comenzaban a dudar sobre las posibilidades de ganar, al punto que se agolparon en las puertas de la sede para realizar un "banderazo" solicitando y demandando que se invada la ciudad de Roma.
Mientras tanto, Roma contrató a Escipión, que había accionado en el torneo africano con gran éxito y que era un delantero de potencia y habilidad indiscutible. Con él los ejércitos de Cártago fueron retrocediendo por La Galia, por Hispania y finalmente fueron rodeados en la propia Cártago. En Zama, Escipión colocó a su ejército en un orden táctico conservador a diferencia de sus predecesores, que posibilitó contener los embates de las fuerzas de Anibal. Marcaron a Asdrúbal y al propio Anibal hombre a hombre y definieron cuando los contraataques se podían ejecutar. Así, con una terrible definición del príncipe númida Masinisa, un delantero que había jugado para Cártago pero traidoramente se colocaba los colores de Roma por mayores primas en dinero, Roma venció 3 a 1. Escipión festejó y Roma comenzó a sentirse grande.
Años despues, el hijo de Escipión (quien había sido puesto en duda por enfriar demasiado el enfrentamiento en una derrota frente a los Britanos en un mundial) volvió a dar la vuelta olímpica como su padre en la propia ciudad de Cártago y sus puertos circulares, y consideró seriamente tomar la presidencia del Club Roma.
Cártago (Actual Túnez) sucumbió así ante la grandeza de Roma y su nuevo "catenaccio". Gracias a sus estructuras defensivas con escudos y largas picas estilo "tortuga", no detuvo su proceso expansivo durante mas de 500 años hasta que se encontraron con las fuerzas germanas y su espíritu inquebrantable a la hora de guerrear. Una historia que dejó su huella en la selección italiana de nuestros últimos tiempos.

2 comentarios:

  1. Grossso Lucky! Qué decir? Ta buenisssimó todo el blog
    Maxi

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  2. Es genial este blog, ¡recién ahora lo descubro!

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