sábado, 14 de noviembre de 2009
JULIO CESAR Y EL NEGOCIO DEL CIRCO ROMANO
Nadie sabe muy bien la causa por la cual sus propios correligionarios asesinaron a Julio César. El mismo que había derrotado a Pompeyo y que se afirmaba como el gran Dictador de Roma. Pero parece ser que mas allá de las cuestiones políticas que pudieran haber sido los causantes del asesinato, todo se reduce a una cuestión de mujeres y también de códigos mafiosos. Es un hecho confirmado que Julio César regenteaba todos los prostíbulos de Egipto y del Sur de la Italia. Asesorado por Cleopatra, aliada de Don Julio para la toma del poder, pudo construir varios lupanares en Pompeya y Marsalia, en el conurbano romano, en Atenas y también en Alejandría. Para ello, se rodeó de un séquito de especialistas en corrupción que "apretaban" a los senadores que no se subordinaran a sus decisiones. A tal punto, que logró que el senado estuviera bajo su estrecha supervisión. Y el medio productor y extractor de este grupo de especialistas fue el Circo Romano. Grupos de "Barras" o "Tiffosis" de algunas de los mas conocidos gladiadores y entrenadores fueron la mano de obra cuasi militar de Julio César, que fueron acrecentando su poderío físico y también político. Recordemos que la rebelión de gladiadores de los años ´70 antes de Cristo no fue sino una pugna por los ingresos en el coliseo romano, los cuales los propios gladiadores, cuidadores y barra bravas no estaban exentos.
Sin embargo, Don Julio cometió un grave y grosero error para los códigos romanos. Se quedó con un "vuelto". Una suma de dinero ingresada de un tributo pagado por el gobernador de Britania para financiar su campaña política con integrantes de la barra. Repartió sin ecuanimidad las ganancias y un barra de segunda línea, Bruto, atravesó el pecho del Dictador romano con su cuchillo en la calle Cornelio Escipión el africano al 1500 en un de un puesto de comidas ambulante, ocasionando la famosa reacción de sorpresa de este conocido político y estadista.
Los oídos sordos y el escarmiento limitado realizado con posterioridad, nos hace pensar que todos estaban en "la tranza", hasta la propia Cleopatra, quien estaba dirigiendo el sistema de corrupción en Egipto y buscó nuevos socios para proseguir sus negocios con Roma, hasta que un día, el equilibrista juego de poder concluyó y la Reina falleció ahogándose en su propio vómito luego de una jornada de excesos con psicofármacos junto a sus ayudantes femeninas en su cautiverio, luego de ser derrotada por el hijo adoptivo de Don Julio, Octavio (Futuro Augusto), quien también sacó del espacio dirigencial al amante de la Faraona, el cónsul romano Marco Antonio (este último fue hallado en un zanjón en las cercanías de la pirámide de Keops, con varios signos mafiosos de la época inscriptos en su piel). La mafia del Circo Romano continuó existiendo mucho tiempo mas.
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